Martinica - Martinica (7 días - 204,50 mn)

Iniciamos nuestra aventura marinera en la isla de la Martinica, una de las llamadas islas de Barlovento. La isla es un trocito de Francia en el trópico por lo que sus habitantes hablan francés (idioma oficial), pagan con euros y consumen baguettes, pero al mismo tiempo tienen una cultura propia marcada por las tradiciones criollas de las Antillas. El máximo exponente de ello es que en todas partes suena el zouk (palabra que significa “fiesta” en creole), una música rítmica que los antillanos bailan de manera sensual y insinuante. El aeropuerto está en Lamentin, cerca de la capital, Fort-de-France. Cuando lleguemos nos dirigiremos hacia el puerto de Le Marin, en el sur, para embarcar por la tarde en nuestro barco de alquiler (velero, catamarán, yate o goleta) y empezar este maravilloso viaje.

Conocida en otros tiempos com el Pequeño París de las Antillas, Saint-Pierre fue la capital de Martinica hasta 1902, cuando un volcán la destruyó por completo. Si visitas el Museu Vulcanológico podrás empaparte de este pasado reciente de la ciudad y incluso ver algunos objetos que sufrieron los efectos de la erupción. Al sur de Saint Pierre hay una larga playa, Anse Turin, donde se encuentra el Museu Paul Gauguin, que reúne cartas y reproducciones de los cuadros que el artista pintó durante los cinco meses que permaneció allí, en el año 1887. Tras nuestra estancia en Saint Pierre iniciamos una de las etapas más largas del itinerario, navegando en velero o yate hasta la vecina isla de Dominica, una república caribeña perteneciente a la Commonwealth.

Saldremos hacia poniente y navegaremos hasta Les Anses d'Arlet, donde podremos disfrutar de maravillosas playas de aguas cristalinas. No hay ninguna marina pero es un buen sitio para fondear el yate o catamarán de alquiler con tranquilidad. Por la noche podemos acercarnos con el dingui hasta la playa, donde hay bares y restaurantes en los que podemos probar las delicias caribeñas.

Tendremos que bordear toda la costa oeste de la isla de Dominica para llegar hasta Portsmouth, la segunda ciudad más grande de la isla. La ciudad se encuentra en el norte de la isla, junto al Indian River, un maravilloso río con paisaje amazónico que se puede visitar después de amarrar el barco de alquiler en el puerto de Portsmouth. También vale la pena

Les Îles des Saintes (en español Islas de las Santas) o también llamadas simplemente Les Saintes son un grupo de islas que pertenecen al archipiélago de la Guadalupe, Departamento de Ultramar Francés. Rompiendo la tónica del resto del viaje en barco, en estas islas estaremos dos días para saborearlas bien y disfrutar al máximo de sus playas y maravillosas lagunas. Las dos islas principales son Terre-de-Haut y Terre-de-Bas. La primera es conocida por su espléndida bahía de aguas turquesas donde los habitantes de origen bretón y normando practican la pesca desde canoas llamadas “saintoises”. Podemos visitar el Fort Napoleón y disfrutar de la sabrosa cocina tropical en cualquiera de los restaurantes de la isla. Terre-de-Bas es menos concurrida que su hermana, pero ofrece a los visitantes que se acercan a ella su forma tranquila y dulce de vivir y la hospitalidad de sus habitantes.

Desde Les Saintes navegaremos de nuevo hacia la isla de Dominica, concretamente hasta su capital, Roseau, donde haremos la última parada de nuestro viaje en barco de alquiler antes de volver a Le Marin. Un consejo: tomaos vuestro tiempo para conocer esta ciudad. Podéis empezar descubriendo el bonito parque botánico, con 50 variedades únicas de la isla; visitar después el Museu Nacional y la Catedral y pasear por sus animadas calles admirando las construcciones coloniales del 1800. Si queréis comprar algún souvenir o pasar una noche de fiesta tenéis una cita en la plaza del Antiguo Mercado, dónde os esperan tenderetes y bares simpáticos. Si cenáis en un restaurante tenéis que probar el moutain chicken, el delicioso marisco (langostas, gambas, camarones...) y el buljow (bacalao con plátanos y verduras).

¿A qué parece increíble que ya haya pasado una semana? Aunque te cueste creerlo el viaje toca a su fin y toca desembarcar del yate de alquiler o el velero que ha sido tu casa durante estos siete días avegando por el Caribe, descubriendo playas paradisíacas, arrecifes y paisajes selváticos, con el ritmo del zouk alegrando nuestros oídos y seduciendo nuestras almas. Seguro que vuelves a casa con las pilas bien cargadas. Cuando se vuelvan a gastar, ya sabes dónde estamos.

*La ruta indicada es sólo orientativa, cualquier error en el contenido, no será motivo de reclamación. Si quiere visitar otros lugares, la ruta puede ser modificada en función de sus preferencias. En caso de alquilar una embarcación con patrón, éste podrá decidir cambios en el itinerario previsto por causas imprevistas y/o ajenas a la organización